Ay de nosotros que vivimos en universos tan separados, ay de corazones desamparados, desparramados en la mesa del salón y los futuros niños que no vendrán, correteando por el despacho con las manos manchadas de óleo ensuciando tus documentos... pero se agotan los sueños y solo se gotea sobre mis deseos esa tinta negra, oscura como las profundidades de los infiernos y estoy en ellos, de veras, que estoy en ello, pasando la pagina de este cuento que invento para resguardarme de la lluvia, de las lágrimas que cuento con los dedos y hace años que perdí la cuenta de los números. Ay de los últimos y los primeros que no olvidan un beso en un coche o el calor de un cuerpo, ay que pequeños somos por dentro jugando a ser adultos y llegando a ancianos sin estar maduros en el hueso, pero qué fácil resulta agusanarse el corazón y el cerebro de lamentos intrínsecos. Ay de los ociosos, de los celosos, de los sueños oleosos con tus piernas dibujadas con carmín, Ay pero Ay, Ay de mí, de los desesperantes despertares fríos en camas vacías sin ti.
Ay del ensañamiento cuando el dolor viola al amor con tal cariño que resulta imposible dejar de sentir, es el destello de luz que escuece en la piel hasta dejar la vida sin obtener la muerte y observar como vives mientras estoy ausente sin que importe mi aporte, pasaporte y despido, ay de mi estoy olvidando el camino, agotado y ya no sé donde ir.
jueves, enero 06, 2011
Realidad imaginaria IV (Trepanación por testigo)
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1 comentario:
Me gusta mucho esta, es muy sincera, nace totalmente en las entrañas.
Un abrazo hermano!!
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