Tengo una cajita de lata, llenita de recuerdos, viejos, nuevos, inventados y certeros.
Tengo una cajita de lata, de esas antiguas, pintadita con dibujos tristes a todo color, de los más vivos que se dan entre el blanco y el negro, de esos colores que solo ven los ciegos con los ojos vendados y pegados al suelo.
No, no suelo sentirme feliz, solo, dentro dentro de mi cajita de lata fría como el corazón de un muerto, pero... otros tienen menos.
No, no se esta tan mal teniendo las ilusiones en el suelo de mi piso de alquiler, aunque... otros se realcen por los cielos... acomodarse en las nubes conlleva demasiado riesgo, prefiero quedarme entre intentos fallidos, principios sin empezar y finales inconclusos.
Y en la misma vieja cajita donde guardo los recuerdos, colecciono sueños, besos; dulces, cerdos, dudas y caricias entre los dedos.
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