Estoy sentado esperando
para que no te duelan las rodillas
deslizando las corneas por los tonos malvas
y las faldas, que luces cuando no te veo.
Estoy esperando el momento perfecto,
de salirme de mi y desde luego,
no volver a entrar por algún tiempo,
no volcarme y vaciarme en el veneno.
Estoy deseando desearme y sucumbir a tu deseo,
estoy hablando de quererme con tu amor
y dejar el mio bien guardado en tu terreno,
el florecido y el austero tiempo de prisa,
el verdadero hogar, mas allá de tu camisa.
miércoles, enero 11, 2012
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