El hombre nadie, es nada, una sombra larga en una sala iluminada,
La luz que eclipsa su existencia, necias las audiencias que me libren de esperanza.
Pero aquel está desde su ausencia, hablando palabras mudas, torpes y crudas
Blandas, poco cocinadas, extracto de amor y malva para oídos rebosantes de orina.
El insustancial es ahuecado por los ojos con cucharas de madera.
Cadáver en la ladera, esperando nueva vida semienterrado en la tierra.
lunes, noviembre 21, 2011
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