miércoles, agosto 11, 2010
Reseña bajo la puerta
Anciano en lo cotidiano, gracias señor desgraciado, es usted tan locuaz como locuelo, tan presente a su genialidad me siento, que no encuentro el momento perfecto para decirle cuanto le aprecio, y cuan feliz me hace sentir el deseo que potenció mediante su artimaña en telaraña, capaz de acaparar cuanto espacio ocupa lugar el mundo, con la sonrisa tan ancha cual lágrimas como puños que hundo en el vientre del nauseabundo. Aquel que pierde de vista su verde traje y chaqueta, cambia de color al gris y el arco iris alcanza una escala de colores muertos y una escalera hasta los cielos putrefactos de olor a jardines cubiertos por vertederos, jazmines lapidados por los desechos que gastan sus amigos, emociones que atraviesan el corazón y se escapan por el ombligo, reseñas que se cuelan bajo mi puerta, pues yo nada he pedido, cuentan cuan larga es la espera eterna sin señales de su vida exenta de dar cuentas por su ausencia.
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