Aquel cabello infinito,
camino al paraíso
con baldosas de sonrisas,
de miradas sin mentiras...
Aquella ligereza en los pasos,
tan livianos, tan etéreos...
mi ascensión hacia los cielos,
devoción por la ilusión,
gran anelo de los sueños.
Por ser sustento de mis días
rompería el transcurso de las horas
y con ella, moriría la apatía.
si pudiera, subir esa escalera...
Ser un hombre nuevo a cada peldaño
en un nuevo universo concentrado
con un nuevo corazón reparado ,
sobreviviendo al paso de los años,
aprendiendo y sopesando los daños.
Allí el sentir sería el alivio,
y no el agravio al agobio,
allí el espacio se dilata,
y se libera de la asfixia
solo con el sonido de su risa,
música de la brisa viva
que invita al caminar
por aquel cabello infinito,
por aquel paraíso de mar.
sábado, mayo 08, 2010
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2 comentarios:
Si la presencia de las noches no fuera perpetua, y las escaleras no tuvieran imposibles e insidiosas perspectivas. Si los besos alguna vez fueran perdurables en el otoño de nuestros labios, y las mañanas y el café, cosa de la contemplación de los amantes. Si los sueños no fueran el presagio de la muerte, y los pensamientos no fueran sombras que arrastramos como cadenas fantasmales. Si los niños nunca dejaran de jugar con canicas hechas de esperanzas cristalinas, y los ancianos sepultaran solo lo sombrío que una vez hubo en la tierra. Yo, y tu, y la desembocadura de todas las palabras que se ahogan en la garganta de los tristes, nacerían como si nunca hubieran sido dichas.
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