No puedo olvidar su rostro.

No puedo olvidar su rostro, no puedo, juego con fuego y quemarme es tan fácil como quedarme quieto, dormido, soñador muerto. Mantenerse a la espera descolgando el teléfono sin marcar número alguno es de ineptos. Caerse es el primer paso a un camino recto, pero yo invento mil maneras de imaginarte, verte y mirarte a través del espejo, inventarme que puedo verte tras cristales opacos, y hay ratos que navego entre datos inventados, me asomo a la ventana de la inmensidad buscando una respuesta que me salve de la realidad de forma reiterada, cualquier persona al azar es aceptable por un rato, a falta de pruebas se cierra el caso así pues es mejor que se marche aunque se autoconvenza de lo contrario, el intercambio es nulo y yo sigo corriendo y corriendo baje el telón e escóndase con el velo de nuevo, aunque poco cambia mientras sigo ciego, vista nublada, agua hasta el cuello.