Ya no quedan casualidades, ni tiradas de dados posibles, la vida se transforma en una colchoneta hichable pinchada en el invierno y de propaganda de una empresa que hace palomitas de bolsa.
La cosa es mantenerse a flote y sentirse vivo consiste en apreciar el roce de las olas en el plástico barato, pero los parches del cuerpo de esta colchoneta casi la recubren, demasiados pinchazos demasiadas heridas, tapadas pero abiertas. Ay Dios me duele la vida, quien fuera un patito de goma para dormir placidamene cada noche en tu bañera.
jueves, agosto 09, 2007
sábado, agosto 04, 2007
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